Julio Moisés Campos Alvarenga, El Salvador
Jenniffer Rosemary Avila Morales, Guatemala
En muchos pueblos de regiones de Guatemala y El Salvador, podemos encontrar en Semana Santa, las tradicionales alfombras. Estas obras de arte son ilustraciones hechas en el suelo, a base de materiales como aserrín o sal pintada. Históricamente, estas se hacen dentro de la tradición religiosa, como parte de las celebraciones litúrgicas de la Semana Santa. La mayoría son elaboradas el Viernes Santo, donde su fin último son ser “destruidas” por las procesiones de la misma iglesia. Un proceso de muchas horas y esfuerzo para que luego de pocos minutos sólo queda una mezcla de colores regada por el suelo.
El proceso para su elaboración conlleva mucha preparación: desde organizar el equipo de personas que van a trabajar en ella, así como diseñar la alfombra (imágenes, texto, tamaño, etc), compra de materiales, pintar la sal o el aserrín, dibujar en el suelo y “rellenar” el diseño con los colores establecidos. Todas estas actividades suelen iniciar desde tempranas horas de la madrugada, y en ocasiones, desde la noche anterior. Todo esto se traduce como esfuerzo de tiempo y una gran inversión en materiales, sin contar la alimentación de quienes las elaboran.
Muchas de las personas que elaboran estas alfombras lo hacen como parte de su devoción: desde agradecimiento, fervor o reverencia. En este sentido, ven esas horas de esfuerzo bajo el sol como parte de su deber como creyentes. Otras personas, sobre todo adultos e incluso adultos mayores, lo hacen por una tradición propia de su pueblo y cultura. Otros tantos, lo ven como una actividad meramente social: compartir con sus familiares, amigos y vecinos. Pasar el día completo entre bromas, pláticas, convivencia y claro, trabajo bajo el sol, es una opción que llama mucho la atención sobre todo a los más jóvenes. Una forma más agradable de pasar su tiempo libre del Viernes Santo.
Muchas de las personas involucradas en la elaboración de las alfombras, se meten de lleno en otro mundo, en una realidad en la que desean transmitir un mensaje, expresar sentimientos y poner a prueba sus habilidades artísticas – que pueden ser muchas, pocas o incluso inexistentes – y para algunos, puede ser la única oportunidad en el año de hacerlo, ya que por motivos de trabajo y/o falta de tiempo libre y poca colaboración con otras personas, por los mismos motivos comentados.
Para algunos, esas horas de “trabajo” bajo el sol son meramente una actividad de ocio. Otros lo hacen para sumergirse en una mística de actitudes relacionadas con la fe, crear un mundo alterno en donde los diseños elaborados con sal, aserrín y flores, son bienvenida para una figura divina que recorre un camino, para recrear los relatos narrados en la biblia. Estas personas, los que le ponen más pasión y alma a la elaboración de las alfombras, buscan sentirse parte de esos relatos, sintiéndose como si ellos realmente estuvieran en ese momento.
Roger Caillois, en su libro “Los juegos y los hombres” de 1967, se refiere a esto como un impulso lúdico, específicamente Mimicry. Caillois menciona que de una u otra manera, se evade del mundo, haciéndolo otro. Se puede también evadir haciéndose otro. Esto obviamente, es una aceptación temporal, una ilusión. Esto se ve mucho más reflejado en el punto cumbre de la elaboración de las alfombras – irónicamente su destrucción en un par de minutos- que es cuando pasan las imágenes cargadas por personas sobre ésta. Ese es el momento donde se representa y se recrea, por un lado la acción de la figura divina haciendo su recorrido, y por otra, las personas que lo reciben y le dan la bienvenida decorando su camino.
Por otro lado, si hablamos de las personas que dedican parte de su tiempo libre en visitar los lugares donde se elaboran las alfombras, la cantidad de gente involucrada es notablemente mayor. Esta tradición atrae a mucha gente de diversas partes de la región, e incluso, en algunos pueblos, turistas provenientes de otros países. Esto, simplemente, como una actividad de ocio hecha en el tiempo libre.
La pregunta es “¿Por qué la admiración de las alfombras es una opción de ocio para la gente?”
Las alfombras, como otras manifestaciones del arte, expresan lo que sus creadores sienten, pero también buscan generar emociones en las personas que disfrutan de sus creaciones. Las emociones que genera el arte son percibidas de manera intensa porque cuando se está frente a una representación artística, esta se concibe como algo real (Mundoarti, 2021).
Muchas personas tienen la oportunidad de gozar tiempo libre de sus trabajos el Viernes Santo. Obviamente muchos aprovechan para descansar, pero también hay otros tantos que optan por hacer actividades de ocio. Entre las más comunes está ir a la playa o montaña, visitar familiares, participar en las actividades religiosas y admirar las alfombras realizadas para dichas festividades. Para ellos, el acercarse a las calles cerradas donde hay un diseño – sean motivos religiosos o no – genera en ellos un sentimiento de alegría y admiración, que suele ser proporcional al tamaño y/o complejidad del diseño elaborado, así como la cantidad de alfombras realizadas. Como motivación adicional, buscan mantener viva la tradición cultural de las alfombras, sobre todo en los pueblos donde estas costumbres y herencia cultural están a flor de piel.
De cualquier manera, la elaboración de alfombras, y su consecuente admiración por cientos o miles de personas, no sólo es parte importante de la cultura de pueblos de El Salvador, Guatemala y otras partes de Centroamérica, sino también una sana alternativa de ocio, sin mencionar que para los creyentes, es además una oportunidad de fortalecer su fe y mejorar la pertenencia a su iglesia.
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