“El Profe de la pelotita” Ese soy yo.
Ese que va por ahí es el Profe de la pelotita, el maestro consentido, el que todos los alumnos esperan con alegría y al que los demás docentes no le perdonan que falte.
Ese que va por ahí es el Profe de la pelotita, el que al final de la jornada escolar aún esboza una sonrisa, a pesar del cansancio de sus pies, del polvo en sus ojos y de la comezón en su piel quemada por el sol inclemente.
El que los docentes de grupo ven con cierta desconfianza y recelo, y las maestras y directoras con admiración.
El que da sus clases sin importar las inclemencias del tiempo y tiene que permanecer de pie durante toda su jornada laboral.
El que no puede esconder su trabajo en un aula, resguardado de las condiciones inclementes, con un café en la mano y una silla cómoda que cuide sus rodillas agotadas y su espalda dolorida.
El que impone un sentido lúdico en sus clases y que arranca la sonrisa espontánea de sus alumnos y sus gritos frenéticos con alegría desbordada.
El que hace del aro, la pelota y la cuerda, los juguetes más atractivos e interesantes de sus alumnos
El que tararea rítmicamente lindas canciones, para que sus alumnos las entonen con alegría sin igual y contagien sus corazones de optimismo
El Profe de la gorrita añora el irse de pinta con sus amigos.
El corazón del Profe de la pelotita late al ritmo del metrónomo de la clase de Expresión Corporal.
El Profe de la pelotita aún recuerda cuando era un joven lleno de energía y se sentía un súper atleta.
El Profe de la pelotita es el de la gorra, de las gafas para el sol, de la tabla, del bloqueador para la piel, el del silbato, el que viste la mejor ropa deportiva y calza los tenis más coloridos y cómodos, es el que se erige como el súper héroe que sus alumnos quieren emular, sus compañeros imitar y los directores reconocer.
El Profe de la pelotita es el que con su labor deja una huella indeleble en el corazón y en el pensamiento de la niñez de nuestro país, y que reconoce y acepta su responsabilidad social en ser un educador físico ético, respetable, honesto, proactivo y diligente, porque ha sabido defender con energía y coraje su asignatura, porque el día de su examen profesional durante su toma de protesta, el juró defenderla con orgullo y vehemencia.
Al Profe de la pelotita no le reconocen la importancia de su labor docente ni la trascendencia de su clase, lo critican sin razón, no lo apoyan o bloquean su trabajo, lo ven diferente por vestir de pants o con ropa deportiva, cierto lo han golpeado una y otra vez, pero no lo han logrado derribar y menos derrotar. Él permanece estoico e inmune ante la adversidad.
Ese Profe de la pelotita soy yo, son ustedes compañeros, y lo digo con orgullo, “Soy el de educación física”, por convicción y maestro de vocación
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